¿Quién no recuerda su primer día como trabajadorx social? ¿Esos nervios en los primeros días? La pregunta recurrente de ¿seré capaz?, ¿estaré realmente preparadx para abordar las problemáticas con las que me voy a enfrentar?

Tranquilx futurx trabajadorx social si estás leyendo ésto, no te asustes con nuestras palabras, porque todo llega, todo pasa y de todo se aprende…

Si estás comenzando tu carrera en el trabajo social, o si has estado en este camino durante años, sé que compartimos algo profundo: el viaje de descubrir y redefinir nuestra pasión cada día. Desde el primer día hasta ahora, todxs enfrentamos un viaje lleno de desafíos, aprendizajes y momentos de conexión auténtica. Nos gustaría compartir contigo lo aprendido a lo largo de nuestra trayectoria y cómo cada etapa, ya sea al principio o después de años en el campo, siempre, siempre, ha estado y está llena de valor.

De la Teoría a la Realidad: El Primer Impacto

¿Cómo fue ese primer día en el que tuvimos que cruzar la puerta hacia nuestro primer puesto como trabajadorxs sociales? Habíamos pasado años estudiando teorías, leyendo libros y preparándonos para lo que imaginábamos sería un trabajo con soluciones claras y directas. Pero la realidad nos dio una lección diferente: las teorías que habíamos aprendido eran solo un punto de partida, pero nunca fueron el camino, ni mucho menos el punto y final.

Ver a las personas enfrentarse a sus batallas más difíciles, lidiar con sistemas que parecen interminables y encontrar soluciones en medio de recursos limitados fue mucho más desafiante de lo que habíamos previsto. No fue una transición fácil, y muchas veces nos sentimos abrumada y en más ocasionamos de las que deberíamos cuestionamos nuestras capacidades y estamos segura de que ese sentimiento fue compartido, ¿o no es así compañerx lectorx?

Pero al final son en esos momentos de incertidumbre donde descubre la verdadera esencia de nuestro trabajo: la empatía, la paciencia y la creatividad no solo son habilidades, sino la base de cada intervención exitosa.

Adaptabilidad: La Lección de la Flexibilidad

A lo largo de nuestras carreras, aprendimos que la adaptabilidad es un arte esencial en el trabajo social. Cada día trae nuevas sorpresas y desafíos que no siempre encajan en los planes que teníamos. Si nos paramos a pensar, juntas, recordamos momentos en los que las estrategias no funcionaban como esperábamos, y tuvimos que innovar sobre una marcha presurosa para ajustar un nuevo enfoque que no nos hiciera retroceder todo lo construido.

Para los y las lectores/as que estáis comenzando, puede ser aterrador enfrentarse a la realidad de que los planes cambian y que la flexibilidad es clave. Pero, créenos, esa capacidad para adaptarte es lo que te permitirá crecer y encontrar nuevas formas de ayudar. Para los que ya llevan tiempo en el campo, esa adaptabilidad sigue siendo un recordatorio de que cada día es una oportunidad para aprender algo nuevo y mejorar nuestra práctica.

El Apoyo y la Supervisión: Un Faro de Luz

Sin lugar a dudas, las tres coincidimos en que uno de los mayores regalos que hemos recibido a lo largo de nuestra carrera ha sido el apoyo de mis compañeros/as y colegas. Y qué ejemplo más bonito que este proyecto que tenemos entre las manos.

Qué bonito es tener un espacio seguro donde retroalimentarse, pero sobre todo un espacio donde poder aprender a través de compartir miedos y éxitos sin miedo a ser juzgados/as.

Para quienes están dando sus primeros pasos, el apoyo de un buen compañero/a puede ser un ancla en momentos de tormenta. Y para aquellos con más experiencia, nunca subestimes el valor de seguir buscando y ofreciendo apoyo a otros. La conexión con nuestros colegas y la guía continua son esenciales para seguir creciendo y fortaleciendo nuestra pasión por la profesión escogida.

Conectar con las Personas: Más Allá de las Técnicas

El trabajo social es una carrera de conexiones genuinas. No se trata solo de aplicar técnicas, sino de establecer relaciones profundas y significativas con las personas con las que trabajamos. En mis primeros días, te da cuenta que lo que realmente marcaba la diferencia es la habilidad para escuchar, entender y empatizar.

Para quienes están empezando, aprender a conectar auténticamente puede ser un desafío, pero también es el corazón de nuestro trabajo. Y para los veteranos, cada relación que construimos es un testimonio de nuestra dedicación y capacidad para hacer una verdadera diferencia. Cada conversación, cada momento compartido es una oportunidad para ofrecer apoyo y amor genuino.

Reflexión y Crecimiento: Un Viaje de Transformación

Si echamos la vista atrás podemos observa un camino lleno de momentos de aprendizaje y transformación. Cada desafío, cada éxito, y cada experiencia han sido pasos en nuestro viaje personal y profesional, reflexionar sobre ese viaje nos ha ayudado a celebrar los logros y a aprender de las dificultades.

Ya sea que estés comenzando o que lleves años en esta profesión, recuerda que el camino del trabajo social es un viaje continuo de crecimiento. Celebra cada pequeño avance, aprende de cada experiencia y nunca pierdas de vista el impacto que puedes tener en la vida de las personas. Tu viaje es valioso y está lleno de significado, y cada día trae nuevas oportunidades para hacer una diferencia.

En el trabajo social, cada experiencia, ya sea al principio o con años de trayectoria, está llena de lecciones y momentos de profunda conexión. La pasión que sentimos por ayudar a los demás es lo que nos impulsa a seguir adelante, a aprender y a crecer. Así que si eres el futuro de la profesión, agarra ese vértigo y adrenalina del inicio y disfrútalo, y si como nosotras ya digeriste todas esas sensaciones, sigue sintiendo el camino porque vamos en la buena dirección.

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